Sus principales beneficios

La sandía, junto con el melón, es una fruta que pertenece a la familia botánica cucurbitaceae y ambos son muy buenos y sanos para el organismo. Se trata de una fruta muy refrescante, ya que su composición consta en más de un 90% de agua, por lo que es ideal para la época veraniega. Aunque muchos piensan que tiene un alto contenido en azúcar, nada más lejos de la realidad. La sandía tiene una gran cantidad de vitaminas y nutrientes que le proporcionan una baja cantidad de calorías.

Los elementos principales que la componen son el potasio, el magnesio, el ácido fólico y los hidratos de carbono. Por todo ello, suele ser muy  recomendable en algunas dietas, ya que aporta numerosos nutrientes y pocas calorías.

Buena para el corazón

Una de sus principales características es la que tiene que ver con los beneficios que aporta para nuestra salud cardiovascular. Gracias a la L-citrulina, una composición muy presente en esta fruta, el consumo de sandía nos ayuda a relajar los vasos cardiovasculares y a mejorar la circulación. Todo ello, sumado a su capacidad de metabolizar, ayuda al corazón y a la hipertensión.

Efecto diurético

Sin duda este es uno de los beneficios más conocidos que nos aporta el consumir sandía. La sandía es un diurético natural, ya que ayuda a aumentar el flujo de orina protegiendo así a los órganos encargados de esto, los riñones. También interviene en el proceso de eliminación de toxinas en el hígado, ayudando a depurar nuestro cuerpo y funcionando como un adelgazante natural. Todo ello es gracias también a su alto contenido en fibra.

Ayuda a aliviar la fatiga muscular

Uno de los efectos quizás menos conocidos de la sandía es que nos aporta un alivio natural para los dolores musculares que surgen tras hacer ejercicio o algún esfuerzo. Su composición resulta ideal para que los músculos puedan relajarse y recuperen la energía perdida. Por ello, te recomendamos que la consumas después de hacer deporte para recuperarte con mayor facilidad.

Antioxidante